martes, 10 de diciembre de 2019

La corbata

Tengo una foto en la que salgo con corbata. No es ni mala ni buena, pero mi cuello aparece aprisionado en una corbata.

Además de tener una foto, estoy haciendo un curso. El curso tiene asignaturas online en las que trabajas con gente que no conoces personalmente. Para suavizar un poco el anonimato nos han pedido que pongamos una foto en nuestra ficha. He puesto la de la corbata.

No sé muy bien porqué, pero que cada vez que alguien menciona mi foto hace alusión a la corbata, a la seriedad que representa llevarla, o directamente suelta una risita. A la gente le resulta divertido que lleve corbata. Por eso me he puesto a pensar en porqué la llevo.

Curro en un banco, y debo reconocer que en cierto tipo de trabajos el mayor o menor uso de la corbata va ligado al imaginario respeto que se asocia a esa profesión. ¿Qué esperamos de un banco al que le confiamos nuestro dinero? Pues un señor respetable, lleno de telarañas, quien sin duda cuidará diligentemente de nuestro dinero. Un banquero en chándal resultaría sospechoso.

Por otro lado, en el mundo de Internet se prescinde de la corbata como parte del atuendo. Desde el comienzo de la actividad de este sector ha habido un rechazo generalizado a esta prenda. Creo que está relacionado con valorar el mundo de las ideas por encima de la apariencia.

Pues bien, trabajo en un banco, en el área de Internet. Agua y aceite. Mala mezcla. ¿Qué hago? Llevarla, como me mandan, que al final son ellos los que pagan las rondas.

Pero además, como soy despistado, uso la corbata de recordatorio. Es una pequeña soga alrededor del cuello que me pongo todas las mañanas para no olvidar que soy como un condenado al patíbulo. El suelo se puede abrir debajo de mis pies en cualquier momento y tener consecuencias "incómodas". La tensión laboral es perpetua y no conviene olvidar donde estamos. Por eso la llevo.



De todas formas, mejor que no existan corbatas en Internet. Dejémoslas en los bancos, los ministerios y otras empresas que aún no se han enterado de que estamos en el siglo XXI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario