He dado muchas vueltas últimamente. De un banco a una filial de otro, y finalmente repescado por ese mismo banco para hacer cosas más molonas.
He visto y conocido a mucha gente de la que no tenía referencias y en más de una ocasión me ha tocado calibrarles de un vistazo para no meter la pata.
De tanto hacerlo llegué a una pequeña conclusión: si queréis saber algo de una persona, la primera mirada no la hagáis a la cara: mirad sus zapatos. Con calcular el precio, ver el estilo, color y condición, podemos intuir muchas características personales del propietario.
Porque las cosas por debajo de la cintura siempre son más interesantes.