Nos han convocado a un Away Day. Un día de esos en que te
llevan al campo a hacer el garrulo para generar team-building, o hacer equipo, o
como lo quieran llamar en ese lenguaje fashion-gilipollen de las
multinacionales.
Dudo que el Away Day vaya a ser un Guay Day. Nos llevan un par de días a un pueblo de playa, turístico,
molón. Caro. Hasta ahí, bien. Pero tenemos que dormir en
habitaciones compartidas. Como en el cole, pero con canas y lorzas.
Tan indeseable oferta no es aplicable a todos. Los
directores -por algún privilegio feudal- dormirán en habitaciones individuales. Rayas en el suelo que separan categorías. Ellos pueden roncar o
tirarse pedos a solas.
Se ha generado una polvareda importante. Corros con gente
levantando los brazos ofendida por semejante desprecio. “O para todos o para
ninguno”, “pues yo no voy”.
Semejante ofensa será defendida con el puño en alto. O no. Lo
digo porque nos han mandado un correíto solicitando que confirmemos quien va o
no.
Y aquí, el Quijote de barrio, la ha vuelto a liar. He dicho
que no sin mentir ni poner excusas. Y he encontrado un páramo de silencio.
Nadie se pronuncia –ni se niega a ir-, y ya no veo corros ofendidos. Me pierdo
en decisiones heroicas que no tienen mucho sentido. A lo mejor hasta me gano una
hostia gratis.
Como soy un idealista, me da por pensar en mi admirado José
Luis Sampedro. Le recuerdo en una entrevista en la tele contando una anécdota
escrita por Salvador de Madariaga en su libro "España". La historia
se refiere a las vísperas de las elecciones de 1935 en un pueblo de Andalucía.
El señorito del pueblo, para comprar los votos de los
jornaleros desempleados, mandó a uno de sus mayorales a la plaza de la
localidad a darles instrucciones para votar al candidato recomendado por el
cacique, al mismo tiempo que daba a los que no tenían trabajo uno o dos duros. Hasta
que tropezó con uno en concreto, que le tiró las monedas al suelo y le dijo al
enviado del señorito: "en mi hambre mando yo".
Como afirmaba Sampedro, al referirse a esta historia, ¿Qué
se le puede decir a un hombre que no tiene nada? "Pues muy sencillo, que
sea consciente, que tenga libertad interior y que se apruebe ante sí
mismo", con honradez y con dignidad.
No hay nada como ser y sentirse libre. Aunque sea para
llevarse hostias.